Una de las primeras razones por las que nos acercamos a estas formas de percibir el mundo no solo manifiesta un gran sentido de pertenencia del conocimiento y la búsqueda de este, sino que también configura una ruptura al paradigma del discurso del poder bajo los esquemas de la modernidad. Por lo que en primera instancia debemos aceptar todas las diferencias que supone la traducción de los mitos indígenas a la tradición escrita, ya que esta es una herramienta propia del modelo civilizatorio y que permanece gracias a la explotación constante de los recursos naturales.

Estos discursos más allá de exponerse de forma seria y protocolar, son sin mucho más y sin mucho menos, mitos elaborados a partir de esquemas que suponen componer constantemente las maquetas que planifican la explotación insistente de la naturaleza, separando de forma tajante, pero al mismo tiempo de forma absurda, la realidad natural con la realidad cultural, esto, aunque no sucede únicamente en el modelo de desarrollo, sí ejerce una fuerza destructiva de una (la cultura) sobre la otra (la naturaleza) sin suponer ninguna forma de solventar dichas acciones, permaneciendo así, casi de forma “natural”, la violación a los derechos de la tierra gracias a la adaptación de las culturas a un solo proceso cultural, desvirtuando las capacidades de las otras, incluso si estas últimas pudieran comprenderse como vías de reconocimiento de la importancia y la sacralidad de la naturaleza en la vida social.
Estos mitos aunque son presentados de forma “mágica”, manejan elementos que abarcan la realidad de la comunidad, de hecho existe toda una explicación que gira en torno a todo aquello que parece “irreal” gracias a, nuevamente, componentes que provienen de los árboles, de las matas, de las aves, del viento, del cielo, de la tierra, de las aguas, del fuego, de las flores y de la energía que permanece en ello.
“Los elementos de la naturaleza son siempre interpretados(…) como algo que es vivo, es decir el río es vivo tiene vida, la montaña tiene vida tiene nombre humano y en algún momento se hablaba con la montaña se hablaba con el río con las piedras con los árboles, con los animales inclusive (…) cuando esos relatos se producen cuando seres humanos y animales no eran diferentes y que se podían comunicar entre ellos, entonces el cachicamo o el danto hablaba con seres humanos, sobre todo con los creadores con los demiurgos del origen de la vida”. (Entrevista a Ronny Velásquez realizada por S.D.M el día 22-01-2016)
En el caso de los relatos “irreales” son explicados por el consumo de drogas naturales que existen en la naturaleza, o momentos oníricos que permiten el viaje o la comunicación con otros espíritus, todos pensados como seres que conviven y hacen vida en el mismo territorio, pero no necesariamente visibles todo el tiempo, siendo así todos representados por elementos de la naturaleza como animales, plantas o lugares, pero que podrían convertirse en cualquier momento en humanos, sin ningún tipo de restricción.
“La naturaleza es muy importante, la naturaleza no solo les dice de donde son originarios sino que la naturaleza juega roles humanizados todo el tiempo o los humanos juegan roles naturalizados o sea hay una intercambiabilidad de roles muy importantes para los pueblos indígenas y en particular la de los piaroa. (Entrevista a Francia Medina realizada por S.D.M el día 14-01-2016)